"El mar es el último refugio que me resta" A.Pérez-Reverte

24 marzo 2008

ESOS SIMPÁTICOS MUERTOS VIVIENTES


La verdad es que cada uno se lo pasa lo mejor que puede, y en eso no me meto. Faltar��a m��s. Especialmente en lo de vivir emociones intensas. Hay quien disfruta como un gorrino en un charco atado a una cuerda el��stica y tir��ndose de un puente, quien corre en F��rmula Uno, quien les empasta las caries a los tiburones en los cayos de Florida y quien se lo pasa b��rbaro d��ndose, met��dica y r��tmicamente, martillazos en los huevos. Cada uno tiene su manera de segregar adrenalina, y me parece bien. Siempre y cuando, por supuesto, cuando luego se rompe la cuerda, derrapa el b��lido, el tibur��n te dice ojos negros tienes o el martillazo te deja mirando a Triana, no vayas reclamando da��os y perjuicios, y con tu pan te lo comas. Las emociones, en principio, son libres. Por eso, supongo, nada tengo que objetar a que trescientos j��venes aficionados a las pel��culas gore, muertos vivientes, cementerios y casquer��a con motosierra ���afici��n tan leg��tima como otra cualquiera��� organicen una Marcha del Orgullo Zombie rebozados de carne podrida, borbotones de sangre, ojos colgando, mu��ones sanguinolentos y cosas as��. Al grito de ��Sangre, sangre, dame m��s sangre��, los de la Marcha Zombie ���lo correcto, por cierto, ser��a zombi, sin esa innecesaria e gringa��� se pasearon el otro d��a por Madrid, y as�� me los top�� en el paseo del Prado: fulanos bailando con el pescuezo rebanado o con un destornillador incrustado en un parietal, pavas con media cara que parec��a arrastrada por el asfalto, mu��ones sanguinolentos y dem��s parafernalia del escabeche. Todo divertido a m��s no poder, oigan. De troncharte y no echar gota. O como se diga. Tanto me divert�� con el espect��culo, que todav��a me estoy riendo. Se me parten los higadillos acord��ndome. Un chute, lo juro. Divino de la muerte. Me desternillo acord��ndome de mis zombis particulares, que no necesitan que los maquillen con sangre chunga porque el producto natural lo ponen ellos, por la patilla. Me lo paso de miedo cuando estoy un rato pensando, o me despierto de noche, y vienen a hacerme compa����a en su Marcha del Orgullo Zombi particular. No pueden imaginar ustedes lo que disfruto yo, y lo que disfrutan ellos. Ah�� querr��a ver a los aficionadillos del paseo del Prado. A ver qui��n es capaz de competir con una bomba en un cine de Bagdad o un morterazo en el mercado de Sarajevo. Los desaf��o a todos a competir con mi amigo el comandante Kibreab y sus sesos desparramados sobre un hombro, tirado en el suelo de la plaza de Tessenei, en abril de 1977. O con el fastuoso maquillaje natural de la guerrillera desnuda por la onda expansiva de una granada y con las tetas hechas filetes por la metralla, en el Paso de la Yegua, Nicaragua, 1979. Tambi��n ser��a dif��cil imitar la gracia del negro macheteado en junio de 1988 en Moamba, Mozambique. O la del fulano de Hezbollah hecho un amasijo de carne y tripas en su coche alcanzado por un misil israel�� cerca de Tiro, en 1990. O, para terminar y no extenderme mucho, el salero zombi de los treinta y ocho croatas que en septiembre de 1991 vimos Hermann Tersch, M��rquez y yo mismo degollados en los maizales de Oku��ani, Croacia: cad��veres muy can��nicamente gore todos ellos ���habr��an hecho un brillante papel en la Marcha del Orgullo Zombi���, a los que no imaginan ustedes con cu��nta gracia les colgaba la cabeza con la garganta abierta cuando los levantaban del suelo para enterrarlos. Es que me acuerdo, oigan, y me parto. Tan simp��tico todo, f��jense. Tan divertido. Estoy lejos de ser el ��nico que puede aportar carnaza fresca a la fiesta, no se crean. Vayan y preg��ntenle a Gerva S��nchez, por ejemplo, cu��ntos mu��ones sangrantes y sin sangrar, con minas y sin minas, ha fotografiado a lo largo de su vida profesional. O a Alfonso Rojo, Miguel de la Fuente, Paco Custodio, Fernando M��gica y Ram��n Lobo, veteranos miembros de la vieja y extinta tribu, que todav��a se despiertan a veces pregunt��ndose en d��nde diablos est��n. Lo del Orgullo Zombi tiene que traerles bonitos recuerdos, supongo. Muchas im��genes divertidas y simp��ticas. Seguro que les pasa como a m��: les preguntas por el hospital de Sarajevo ���chof, chof, hac��a el suelo encharcado de rojo cuando lo pisabas��� despu��s de un d��a de buena cosecha de francotiradores y artilleros serbios, y seguro que se rulan de risa. Como habr��an hecho, sin duda, Julio Fuentes, Miguel Gil Moreno, Anguita Parrado, el c��mara Couso, Juantxu y los dem��s que ya no est��n aqu�� para rularse. A cinco litros de sangre por cabeza, calculen el flash. Los imagino a todos bailando por el paseo del Prado, a los compases de No es serio este cementerio. Qu�� guay, t��os. De verdad. Menudo subid��n.

El Semanal 30 de marzo de 2008

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