"El mar es el último refugio que me resta" A.Pérez-Reverte

27 abril 2008

Victoria Kent Siano


Naci�� en M��laga, el 3 de marzo de 1892, aunque quiz�� por coqueter��a ella misma cambi�� su fecha de nacimiento por la de 1897. Su padre, Jos�� Kent Rom��n, fue un comerciante de tejidos, y su madre, Mar��a Siano Gonz��lez, una humilde ama de casa. Vivi�� en M��laga hasta 1917, a��o en que march�� a Madrid a estudiar el Bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros, apoyada por su madre y por los contactos que hab��a trabado su padre. A su llegada a la capital se instala en la Residencia de Se��oritas. En 1920 ingresa en la Facultad de Derecho de la Universidad Central (actual Universidad Complutense de Madrid), donde cursa la carrera como alumna no oficial hasta su licenciatura en junio de 1924.
Se colegia en enero de
1925 y, aunque no ten��a demasiado inter��s en ejercer la profesi��n ante los tribunales, no tard�� en tener su primera intervenci��n como abogada defensora. Se hizo famosa en 1930 defendiendo ante el Tribunal Supremo de Guerra y Marina a ��lvaro de Albornoz, miembro del Comit�� Revolucionario Republicano, detenido y procesado junto con los que despu��s formaron el Gobierno provisional de la Rep��blica, a ra��z de la Sublevaci��n de Jaca de diciembre de 1930. Fue la primera mujer en el mundo en intervenir ante un consejo de guerra, consiguiendo la absoluci��n de su defendido. Afiliada al Partido Radical Socialista, fue elegida en 1931 diputada de las Cortes Constituyentes por Madrid y designada personalmente por el Presidente de la Rep��blica Alcal��-Zamora Directora General de Prisiones, cargo que desempe���� con el objetivo de conseguir la rehabilitaci��n de los presos, y que ocupar��a hasta 1934.
Su mandato al frente de las prisiones espa��olas fue muy significativo. Continuando con la labor emprendida en el siglo pasado por la precursora
Concepci��n Arenal, de hecho, una vez que hubo mandado retirar todos los grilletes y cadenas de las prisiones hizo modelar con el metal obtenido una estatua de Concepci��n Arenal. Se dedic�� intensamente a la reforma de las c��rceles espa��olas, bajo el criterio de que las sociedades est��n obligadas a recuperar al delincuente como persona activa, y que las c��rceles son el instrumento para ello. Siguiendo estas directrices, orden�� la mejora de la alimentaci��n de los reclusos, permiti�� la libertad de culto en las prisiones, estableci�� los permisos por razones familiares, cerr�� 114 centros penitenciarios por estar en p��simas condiciones, orden�� construir la nueva C��rcel de Mujeres de Las Ventas, en Madrid, en la que no exist��an celdas de castigo, y cre�� el Cuerpo Femenino de Prisiones, para las c��rceles de mujeres, y el Instituto de Estudios Penales, cuya direcci��n encomienda a su maestro Jimen��z de As��a.
Sus medidas al frente de la Direcci��n General de Prisiones le dieron una gran popularidad, llegando su nombre a aparecer en un conocid��simo chotis, parte de una revista fr��vola Las Leandras, que cantaba la popular
Celia G��mez: Se lo pues decir / a Victoria Kent /, que lo que es a m�� / no ha nacido qui��n.
Con motivo de las discusiones para conseguir el
sufragio femenino, se posicion�� en contra de otorgar de forma inmediata el voto a las mujeres. Su opini��n era que la mujer espa��ola carec��a en aquel momento de la suficiente preparaci��n social y pol��tica como para votar responsablemente, por lo que, por influencia de la Iglesia, su voto ser��a conservador, lo que perjudicar��a a los partidos de izquierdas. Sostuvo una pol��mica al respecto con otra representante feminista en las cortes, Clara Campoamor. Esto le acarre�� cierta impopularidad, no obteniendo acta de diputada en las elecciones del 19 de noviembre de 1933. Al a��o siguiente abandon�� la Direcci��n General de Prisiones.
En las elecciones del
16 de febrero de 1936, Victoria Kent fue elegida diputada por Madrid, en las listas de Izquierda Republicana, que formaba parte del Frente Popular. Durante la guerra civil se hizo cargo de la creaci��n de refugios para ni��os y de las guarder��as infantiles. El gobierno de la Rep��blica la envi�� a Francia como Primera Secretaria de la embajada republicana en Par��s, para que se encargara de las evacuaciones de los ni��os. Permaneci�� en Francia hasta el final de la guerra, a cuyo t��rmino colabor�� en la salida de los refugiados espa��oles hacia Am��rica. Sin embargo, no pudo seguir el mismo camino y fue sorprendida por la invasi��n nazi. Al ser ocupada Par��s por la Wehrmacht el 14 de junio de 1940, Victoria Kent se refugi�� en la embajada mexicana, donde permaneci�� refugiada durante un a��o, al estar su nombre en la lista negra entregada por la polic��a franquista al gobierno colaboracionista de Vichy, la Cruz Roja le proporcion�� un apartamento cerca del Bois de Boulogne, donde vivi�� hasta la liberaci��n con una identidad falsa: la de Madame Duval. En este tiempo en la capital fancesa escribi�� "Cuatro a��os en Par��s", novela autobiogr��fica narrada en tercera persona cuyo protagonista, Pl��cido, es un alter ego de la autora.
En 1948 march�� a
M��xico, donde dio clases de Derecho Penal en la Universidad, fundando la Escuela de Capacitaci��n para el Personal de Prisiones, de la que fue directora durante dos a��os. Llamada por la ONU, en 1949 viaj�� a Nueva York para colaborar en la Secci��n de Defensa Social, con el encargo de estudiar el lamentable estado de las c��rceles de Iberoam��rica, cargo que abandon�� poco despu��s por ser excesivamente burocr��tico. En Nueva York fund�� y dirigi�� la revista Ib��rica desde 1954 a 1974, en la que publicaba las noticias llegadas desde Espa��a para los exiliados republicanos en Estados Unidos. Aunque viaj�� a Espa��a en 1977, volvi�� a Nueva York, donde pas�� el resto de sus d��as hasta su muerte en 1987.

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