"El mar es el último refugio que me resta" A.Pérez-Reverte

20 noviembre 2008

Obama y la crisis de identidad


Sí, habéis leído bien, no hablo de la crisis financiera sino del cataclismo producido por el descubrimiento de que los cimientos sobre los que se levantó la fachada del libre mercado se componen de una carencia total de valores y principios éticos y una libertad que predica de sí misma no tener más límite que lo rentable. Nada saben del ser humano.El pueblo -ya no podemos hablar en plural- ha llegado al agotamiento, al menos se agotó su fe en una clase directiva que durante décadas ha dedicado todos sus esfuerzos a reproducir el sistema que los sostiene sin contar con nadie más, con excepción de los políticos, que se han dedicado a lo mismo: faltos de ética, vendidos hasta las cachas, corruptos y mentirosos, ladrones, manipuladores y criminales. Unos y otros dejan un panorama desolado: un pueblo sin aspiraciones pues no cree en sus dirigentes, sin esperanza pues no cree en el sistema ni conoce alternativa, aterrorizado pues no comprende las razones de la debacle, sin interés pues ha sido alienado por unos media al servicio de aquellas clases caníbales que debían buscar el bien común y solo encontraron el propio.Asfixia, quizá sea el vocablo que mejor describa la sensación general.Esa canalla corrupta dice ahora, reos de los peores crímenes contra la humanidad, que “refundarán” el capitalismo. El dios mercado es perfecto y debe sobrevivir, pero si es perfecto, ¿quién ha fallado? ¿Serán los dirigentes políticos? Si son culpables, ¿cómo pueden ser ellos los que dirijan la segunda parte del fin de la historia? En Esparta los habrían echado al vacío. A ellos, a la historia y al imbécil de Fukuyama. Pero, si no son culpables ergo el sistema falla, ¿por qué reconstruir un sistema que se ha mostrado voraz e inútil? ¿Puede que los culpables sean los dirigentes de las financieras hundidas en la mierda? No, es imposible, las empresas los mandan a sus casas a descansar el resto de sus días con miles de millones en sus bolsillos. No pueden ser culpables si la sociedad los premia con semejantes honores. Eso, o somos profundamente gilipollas. Y ahora me viene a la memoria como tratamos a los anti-globalización. Héroes sin gloria. Les dimos de hostias a los honrados. Profundamente gilipollas.Así están las cosas: nadie es culpable pues todos los culpables son juez y parte. El pueblo asiste incrédulo a la escena obscena de los lobos reconstruyendo la república de los borregos. Borregos incrédulos, pero borregos. Ya no vemos más de la valla hipotecaria que cada día se alza más alta, coño, por los salvadores sistémicos y sistemáticos.Ahora llega el borrego negro. Salió del rebaño, de lo más bajo del escalafón social. El destino lo unió a otra oveja negra, también nacida en un suburbio. Son dos. Aquí, el borrego que escribe ve sólo uno. Tanto monta, monta tanto. Ya sabemos lo que digo. Hablan tranquilos, convencidos de lo que dicen. Hablan de ética, de valores y principios, de esperanza, de criterios humanistas y libertades que ellos mismos se ganaron a sangre y fuego dialéctico. Los Obama son creíbles no por lo visible, sino porque lo visible nos cuenta por primera vez en años que coincide con lo invisible. Existe en sus gestos y en su decir una realidad que insufla confianza. Eso no se puede suplir, ni imitar. Quien le diera a muchos que nos duermen con sus insoportables y vacuas peroratas sin atisbo mínimo de creencia. Cuanta diferencia entre el discurso de los Obama y el de tantos otros políticos actuales. Tanto asesor de imagen separa a las élites de su propia realidad y se nos presentan como marionetas de sus propias necesidades mediáticas de cartón piedra. ¡Qué poca autenticidad resta en gran parte de la clase política! ¡Qué asco me producen Chavez, Berlusconi, Ratzinger o Putin! No hay nada honorable en ellos. Nada. Me recuerdan a los crispadores de la COPE y a los troskistas del pasado reciente del PP. Aburre la tropa de mediocres sin alma que quieren tocar poder a cualquier precio. Son minoría, ínfima minoría, pero juegan con ventaja: carecen del límite moral y de la dignidad que nos impide acabar con ellos como ratas. La tele amiga hace el resto. Los fuertes sirven a la escoria. Todopoderosos muertos, como el Valdemar de Poe. Ellos no quieren despertar a la podedumbre líquida y ponzoñosa que los espera: el olvido, los anales de la ignominia, el calvario de las almas en pena paseando el farolillo por los manuales de historia contemporánea. Ellos desean alargar sus días de gloria en la muerte del bien común. Y nosotros tragamos, o quizá no.No debe sorprendernos la ola de pasión que la victoria de los Obama levanta en la sociedad mundial. Nos parecen auténticos, honrados y sencillos. Aquí mezclamos, quizá, la realidad con el deseo, pero la misma existencia del anhelo es muestra apodíctica de nuestra sed de valores, de nuestro hartazgo de mentiras y falta de piedad. El ser humano no es tan desalmado como los ultraliberales nos lo quieren presentar. El hombre gusta de vivir en paz y de acuerdo a unas reglas que lo unan a los cercanos. Los fanáticos autoreferenciales provocan el caos. Siempre hay una hoguera para quemar la paz presente en nombre de la paz duradera.Y quiero deciros que siento mucho el tono de mi discurso. A veces es necesaria una bocanada de aire limpio, quitarse la mordaza de lo políticamente correcto y hablar en libertad. ¡Cuánta mierda hay en este mundo globalizado! Es un placer decirlo en alto. Todo se hunde porque todo está arruinado. Añoro otros momentos de la Historia , no sé, por ejemplo, los tiempos de la transición en España: cada cual de su padre y de su madre, pero sentados, juntos y buscando con altitud de miras un futuro común. Grandes gentes aquellas. ¿Los Obama serán capaces de alcanzar una actitud similar y generalizada en el mundo? Lo dudo, pero nadie me quitará la esperanza. Solo ellos, si nos venden. Y no importa la victoria, solo demostrar que podemos avanzar, contemplar su lucha, como la del frutero de enfrente, la del albañil, la de aquel que pasa y la del otro de más allá. Si soportan la presión serán legión los que sigan su camino.No perdamos la fe en el ser humano. Y aquellos que piensen que somos unos ingenuos, pues eso, que dios les de suerte, la necesitan más que nadie a falta de cualquier forma de auténtica felicidad.


Carlos Raya (publicado en el foro de Izquierda 21)

No hay comentarios: