Tengo la convicci��n de que no existes
y sin embargo te oigo cada noche
te invento a veces con mi vanidad
o mi desolaci��n o mi modorra
del infinito mar viene su asombro
lo escucho como un salmo y pese a todo
tan convencido estoy de que no existes
que te aguardo en mi sue��o para luego.
M.Benedetti.
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